Toledo
La ciudad de las tres culturas, imperial, patrimonio mundial de la humanidad, amurallada y situada sobre un cerro donde el río Tajo la rodea. En cualquiera de sus rincones nos asalta su historia, antigua, mezclada, un crisol de culturas que se muestra en la arquitectura de sus más emblemáticas edificaciones y en su artesanía igualmente surtida.
Perdura el Toledo medieval, nos envía hacia sus callejas y la ciudad se muestra mágica, misteriosa, como de leyenda. Repleta del legado cristiano, musulmán y judío en su centro histórico, nos abrirá las puertas.
Pulgar
A los pies de los Montes de Toledo, a 25 kilómetros al sur de la capital, Pulgar emerge en un valle atravesado por arroyos que junto con su fauna y flora autóctona nos deleita con maravillosos paisajes. Debemos visitar su Iglesia Santo Domingo Guzmán, en su sacristía tres piedras señalan la entrada a la posible mazmorra que según cuentan conducía hasta la sierra de Pulgar. Sobre el arroyo del Prado descubrimos el Puente Ajofrín, sin duda medieval.
Al oeste se encuentra el cerro Sierra de Pulgar hasta el que llegamos por un camino que nos lleva hasta la mitad de la ladera, termina en un bonito mirador desde el que veremos un paisaje espectacular de Pulgar con los Montes de Toledo al fondo.
La Mancha Toledana
Ineludibles son las visitas a los molinos de viento, aquellos gigantes de brazos largos que acometió Don Quijote. Tierra de quesos elaborados con leche de oveja de raza manchega, de azafrán, de aceites, de mazapán, de vinos...
De obligado cumplimiento es degustar los sabrosos y consistentes platos típicos de la Mancha, su cocina nos embriaga con aromas de las tres culturas, judía, musulmana y cristiana. Platos que son elaborados normalmente con modestos ingredientes, pucheros, gachas, migas, pisto, guisos de caza menor y mayor, asados.
En Toledo se publicó en 1592 el primer tratado de dulces en castellano "Los quatro libros del arte de la confitería" escrito por Miguel de Baeza, vecino y natural de la imperial ciudad.